9 de abril de 2011

Me gusta.


Despejé mi cabeza y me puse a hacer toodo eso que me gusta.
Hablé y me sirvió muchísimo. Tuve un tropezón, va, me hicieron caer pero me levante enseguida con un poco de helado de chocolate y limón.
Me mimaron, lo mimé. Tomamos mates y lo disfruté. Creo que más allá de sus manos, me enamoré del atardecer en su cocina. Él olía fresco y dulce, y el resplandor naranja nos combinaba perfectamente. Me regalo una canción de la Bersuit, y fue la primera vez que no la canté. Lo quería escuchar de él.
Ahora me envuelvo como canelón en una frazada, y mientras escucho música de mujeres de alma libre escribo y vuelvo a recordar la primera tarde juntos.
Cómo pasa siempre, después de la tormenta viene la calma. Mi calma.
Estoy contenta porque logré reemplazarlo. Si, mi obsesión se esta gastando... Siempre pensé que iba a estar con mis hijos y lo iba a llorar, pero no. Exageración pura. Después de un año y antes de su cumpleaños numero veinte, se está yendo...