No Conozco el limite de una mente, ni siquiera el comienzo de la mía. No sé si mi cabeza va a seguir siendo así de retorcida. No creo que cambie la manera repulsiva de verme, de caer y de querer seguir cayendo. Tampoco sé si algún día me voy a aceptar. No sé si otro día voy a confesarme la verdad que sé, pero no quiero saber. Podría creer en mi, pero no sé si debo hacerlo.
No tengo demasiados propósitos porqué levantarme a la mañana, debe ser también por eso que hace mucho que no me levanto llorando o riendo de un sueño. Las últimas noches solo fueron para dormir, llanamente para dormir y descansar. Ni siquiera el sueño más evidente afloró después del desayuno, ningún recuerdo ni sensación de ello. Y eso no me gusta, no soy así. Porque vivo de mis sueños, hasta a veces vivo en un sueño o sueño que vivo...
Sólo sustos, suspiros y quejas.
No quiero seguir, pero tampoco quiero terminar. Se trata de arriesgar y ganar... triunfar y alcanzar lo deseado. Arriesgar y perder... perder carne, piel y hueso.
Solo sé, lo único que sé, es que me queda mucho que aprender y que responder. No me queda más que una larga travesía.