3 de mayo de 2011

Caminando de a poco.


Vino fácil y se está llendo más fácil de lo que pensé.
Una semana. Mañana va a hacer una semana que no está al lado mio.
Contando a mi gran no amor antes que él y su trágica dejada, pensé que iba a terminar destrozada por meses. Pero no. Decidí, pensé y ordené mi cabeza, justo como se lo aconsejé.
Si no quiere pasar momentos al lado mio, está bien. Ya no tengo nada que hacer, no le sirvo. Antes de él vivía asique ahora también lo puedo hacer tranquilamente.
Que te jodas, es lo que contesto cuando me preguntan sobre vos.
No es que no me puse mal, ni lloré ni nada de lo que hacemos todas cuando tenemos un problema. Lloró por casi todo, creo que es un problema interno. Entonces si, lloré un poco. Me puse a pensar ideas y situaciones idiotas que nunca cumplí, diálogos, encuentros que nunca se concretaron. Pasé por estados vegetativos pensantes, ojos llorosos en lugares inadecuados, etc. etc.
En fin, no quería terminar enferma como hace un año, asique me subí los pantalones, le deje de hablar y empece a comer. A mirar para adelante.
Me tenía (y tengo) que distraer con algo, nadie dijo que es fácil trepar de un pozo, asique dibujo mucho más, canto como una loca, estudio otro tanto y me hice un atrapasueños. Oh si, me salió hermoso y muy ojibwa.
Estoy bien, pero me tengo que mantener. La tengo que remar para vivir un poco mejor.
Siempre digo, en algún momento va a volver. Si, todos vuelven tarde o temprano. Y pienso darle otra oportunidad, siempre cuando me prometa estar al lado mio.