9 de enero de 2012

Mi pueblo querido


"Hay que salir del calor del asfalto, aunque sean dos días. Oler el pasto, ver un cielo sin antenas.
¿Por qué no hacemos esto más seguido, si tenemos pueblos hermosos a menos de 300 kilómetros de la cuidad?
Conocer gente noble, sin histerias, con otro ritmo en la cabeza. Gente que te habla con franqueza. Mantener charlas más ricas, distintas a las que podés tener en la facu, o con los amigos de siempre... Y sobretodo conocer tu país real... ¿Por qué estaremos todos amontonados en las ciudades?
Hay miles de pueblitos chiquitos, donde se conocen todos y tienen historias propias, les pasan cosas.
... y te tratan mejor porque no están todos apurados o enloquecidos.
No hay bocinazos, ni coches y se puede ir a todas partes caminando, aunque no sepas el nombre de las calles.
Incluso antes de ver el río, sabés que está ahí cerca, porque los árboles son más verdes y el aire es más puro...
En los pueblos hay contacto con la naturaleza, hay silencio. A nadie le importa lo que hagas o dejes de hacer.
Una no se da cuenta del caos de la cuidad hasta que sale un poco del ruido y la crispación. El cemento nos enferma, nos transforma en personas desconfiadas, rabiosas. Nos asfixia.
La banda sonora de los pueblos es esta música suave, el sol tibio, la noche amiga y saber que más allá también hay paz y silencio.
En mi edificio nadie se saluda a nadie, yo no sé cómo se llama el señor que vive en el piso de abajo. Acá, en cambio, son como una familia gigante, se conocen, saben todo de los otros, se ayudan... y tienen este río y este aire. Son gente tranquila. ¿Cómo nos vas a estar en paz en medio de tanta belleza?
Yo misma habría crecido feliz en un pueblo, si hubiera podido ir a la escuela o al río en bicicleta. Si hubiera vivido en una casa de techos altos, donde nadie cierra la puerta de la calle con dos vueltas de llave... una casa con veredas arboladas, con geranios afuera y, sobre todo, en una planta baja, con un jardincito...
Quizá mis padres no se hubieran divorciado, o yo me hubiera llevado mejor con mis hermanos... qué sé yo...
Pero hay algo distinto en estos lugares, donde el pasto crece al lado de las calles. Algo que no querés dejar cuando te vas.
Será eso... que las cosas pasan como en otra época. Que cerrás los ojos y parece que vivieras en otro siglo".
Casciari - Altuna