31 de marzo de 2011

Todo eso, con un año más.


Me da vergüenza, vergüenza de hablar de ella.
La odio. Me llena y la odio más. Siento que me hace mal pero al mismo tiempo la necesito para vivir. Y a veces no quiero vivir así. El sacapuntas corta lo que mi vieja me dio. Siento como corre esa gota, me hace cosquillas. Sonrio y lloro.
Llegó la época.
Llega el otoño y parece que lo trae con él. Un aire a recuerdos y sentimientos densos.
Porque vuelven? Ahora estoy feliz, pero parece que no me alcanza. Parece que la remarque tanto, lloré tanto y tanto la pensé que quedo adentro. Un pequeño dolor que me quema la cabeza y maneja mis neuronas. Ese pequeño espacio negro que me hace hacer las cosas sin pensar, o pensar tanto que me hace hacer cosas, me hace daño, me hago daño.
Me puse a pensar y mirarme los brazos, la panza. Que locura eh, pero me contagia. Un brazo infectado en lo más fresco da orgullo, sed de más, y alivio. Pero ése mismo brazo seco da vergüenza, vergüenza de una misma, de lo que es y hace.

Lo pedí tanto y llegó. Que se haga denso y delgado, delgado, delgado