No cambiamos mucho. Nuestra esencia queda, la única que se la banca. Lo que nos brota de los poros.
Si de chicos le teníamos miedo a la oscuridad, es posible que de grandes también.
Siempre fui igual.
Hoy, tengo un complejito con el amor, y ¿adivina qué? de chica también.
Siempre me dio vergüenza cuando algún nene gustaba de mi. Y mi primer amorsito era más grande que yo. 11 y 6 Sí! como la canción de Fito, la canción de mi vida.
Obviamente que fue a escondidas de papá y mamá. Amigo de la vida y de la familia. Escondido.
Pero, me mudé. Sufrí. Lo pensé. Lo pensé y lo pensé...
Vamos, tenía 10 años cuando lo volví a ver. Mi primer reencuentro.
Yo creo que mi vida se resume en reencuentros. Y si hay reencuentro, hay despedidas.
De pseudo-grande, lo que soy ahora, siguen los reencuentros, despedidas y escondites secretos en el corazón. Ni una palabra, como de chiquita.